Fotos de las jornadas. Exposiciones, con colegas y amigos, del museo del comic, etc, y una pequeña crónica del encuentro.
El salón del cómic de la Massana en Andorra ha sido un lugar de encuentro y reencuentro durante los muchos años que estuve yendo. Hoy tras un paréntesis de diez años, con un cáncer casi terminal de por medio, la pandemia y otros avatares, hemos vuelto a ír con motivo del veinticinco aniversario.
El alma mater era es y será, mientras el cuerpo aguante, Joan Pieras. No sé como se lo tomara su mujer el hecho de que se refiera a mí como su pareja de hecho, merced al contacto asiduo que manteniamos, aún en la distancia. Fruto de aquellas conversaciones, por ejemplo, surgió la idea de El boceto. Como puede comprobarse ya hace muchos años la idea de personajes de cómic emblemáticos, aniñados, me/nos resultaba muy atractiva. Como un juego hablábamos de algún personaje entrañable y lo imaginábamos en situaciones divertidas. De ese modo fue naciendo, página a página, ese album.
Tras este breve apunte para subrayar que ese salón y su hacedor eran para mí algo más que unas jornadas comiqueras al uso, prosigo con el relato.
Confieso que tras este extenso paréntesis del que hablaba la idea de volver se me antojaba un tanto difícil, extraña y con no pocas incertidumbres.
De entrada el viaje tiene tela. Ir de Linares a Andorra son muchos kilómetros y muchas horas, empalmando tres trayectos distintos. Y diez años más, sumados los achaques, se notan.
El salón en si ha cambiado de hubicacion al edificio cultural de Les fontetes, justo al lado del Museo del cómic, con unos accesos al telecabina muy bien aprovechados para las exposiciones. Me gustaba más la anterior pero la actual también tiene su encanto y es muy original. Por tanto "el continlente" sigue siendo atractivo y acogedor.
El "contenido" se acerca, en número de exposiciones, a su mejor época.. Destacando la dedicada a Ibáñez, el padre de Mortadelo y Filemón y un sinfín de personajes más, por todos conocido dentro y fuera del ámbito del cómic, recientemente fallecido. La exposición es magistral recogiendo toda su trayectoria desde los inicios hasta la actualidad.
Hago especial mención a los personajes y trabajos desconocidos para mucha gente y que incluye la muestra. Una placa en el acto inaugural, en la plaza, puso el broche de oro a la misma. Cabe enfatizar que el maestro Ibáñez era uno de los abonados al salón, año tras año, asiduo de Andorra y cuenta con un espacio propio, junto a Carlos Ezquerra, Josep María Blanco y Jan en el museo del comic. Sí, está pequeña localidad tiene unas jornadas anuales de cómic y un museo que a su vez tiene exposiones permanentes y otras que se suceden periódicamente amen de otras actividades relacionadas con el mundo del tebeo. No está nada mal ¿verdad?
Las exposiciones, como venía siendo habitual, sigue siendo uno de los platos fuertes. Como podéis ver en el programa en esta edición han sido las siguientes:
Deikon. De Jan. La nueva serie del entrañable padre de Superlopez es muestra evidente de que el abuelo a sus 84 años sigue en una forma extraordinaria. Cuerpo y mente, subrayo.
Alfonso Font. Otro asiduo y otro jovencito que se aproxima a los ochenta con sus cualidades artísticas intactas. Contemplar sus originales, amen de un gustazo tiene ese plus especial para los de mí generacion, que crecimos con sus trabajos en las revistas de la época y algunos intentamos aprender de su extraordinaria capacidad narrativa, su encomiable documentación, su magisterio en la creación de personajes y su capacidad todoterreno para moverse en todo tipo de géneros. Algo al alcance de muy pocos. Con un carácter afable, aderezado por una sorna muy suya, el trato con el es siempre un placer.
La pirámide inmortal. De Salva Rubio y Cesc F. Dalmasses salen airosos del siempre difícil reto de trasladar una novela al cómic. Su original y atípico grafismo para género histórico le da un especial atractivo.
Noceano. De Atari y Tika dejan constancia de su solvencia y buen hacer en el resbaladizo terreno de la fantasía futurista.
Emociones heroicas de Nuria Moreno es una Expo de fotografia que se vale de los iconos de superhéroes para invitarnos a una sana y sugerente reinterpretacion de ese género tebeistico.
35 años de Goomer. De Ricardo y Nacho es un placentero recorrido por este entrañable antihéroe que se mueve por mundos lejanos dejándonos ver con esa vena surrealista/paródica lo más esperpéntico de nuestra más cercana cotidianidad.
Cinemateca. De Edmond. Páginas aparecidas en la cabecera TBO parodiando películas icónicas. Un placer contemplar y releer estos trabajos en su versión original. Su maestría para la caricatura y la recreación paródica, con ese estilo inconfundible de Edmond, hacen de este trabajo un sano divertimento y dejan palpable su maestría.
Me gustaria apuntar el caso de Ricardo Muñoz. Un joven valor local inoculado con el virus comiquero gracias, en gran parte, a la labor divulgadora de Joan Pieras y cuyos trabajos evidencian que la cantera está ahí, viene pisando fuerte e innovando. Como corresponde.
Y como no, termino dejando constancia de la existencia del Museo del comic. Una iniciativa valiente, novedosa y necesaria que a priori pareciera un tanto descabellada, pero que ha cuajado, crece y se enriquece cada dia. Pareciera que una financiación suficiente y sostenida lo hacen posible pero sería a todas luces insuficiente sin la labor impagable, día tras día, durante años, de Joan Pieras.
Un lugar de peregrinaje donde sumergirse en ese magma tebeistico cargado de historia y de magisterio. Ilusiones, divertimento, emociones... canalizadas por eso que se ha dado en llamar el arte secuencial. O el cine de los pobres como también se le llamo en otra época. Un medio modesto en recursos materiales pero rico en recursos creativos, imaginación e innovación, que ha logrado dejar un poso de emociones en tantas generaciones y capaz de adaptarse a los tiempos, y afrontar sin complejos los nuevos retos y la dura y desigual competencia de la industria del entretenimiento.
Si podéis y tenéis ocasión no dejéis de visitar esta aldea gala de irreductibles comiqueros, enclavada entre montañas. Unas jornadas modélicas y un museo nacidos única y exclusivamente del amor al medio. Y eso se nota
El alma mater era es y será, mientras el cuerpo aguante, Joan Pieras. No sé como se lo tomara su mujer el hecho de que se refiera a mí como su pareja de hecho, merced al contacto asiduo que manteniamos, aún en la distancia. Fruto de aquellas conversaciones, por ejemplo, surgió la idea de El boceto. Como puede comprobarse ya hace muchos años la idea de personajes de cómic emblemáticos, aniñados, me/nos resultaba muy atractiva. Como un juego hablábamos de algún personaje entrañable y lo imaginábamos en situaciones divertidas. De ese modo fue naciendo, página a página, ese album.
Tras este breve apunte para subrayar que ese salón y su hacedor eran para mí algo más que unas jornadas comiqueras al uso, prosigo con el relato.
Confieso que tras este extenso paréntesis del que hablaba la idea de volver se me antojaba un tanto difícil, extraña y con no pocas incertidumbres.
De entrada el viaje tiene tela. Ir de Linares a Andorra son muchos kilómetros y muchas horas, empalmando tres trayectos distintos. Y diez años más, sumados los achaques, se notan.
El salón en si ha cambiado de hubicacion al edificio cultural de Les fontetes, justo al lado del Museo del cómic, con unos accesos al telecabina muy bien aprovechados para las exposiciones. Me gustaba más la anterior pero la actual también tiene su encanto y es muy original. Por tanto "el continlente" sigue siendo atractivo y acogedor.
El "contenido" se acerca, en número de exposiciones, a su mejor época.. Destacando la dedicada a Ibáñez, el padre de Mortadelo y Filemón y un sinfín de personajes más, por todos conocido dentro y fuera del ámbito del cómic, recientemente fallecido. La exposición es magistral recogiendo toda su trayectoria desde los inicios hasta la actualidad.
Hago especial mención a los personajes y trabajos desconocidos para mucha gente y que incluye la muestra. Una placa en el acto inaugural, en la plaza, puso el broche de oro a la misma. Cabe enfatizar que el maestro Ibáñez era uno de los abonados al salón, año tras año, asiduo de Andorra y cuenta con un espacio propio, junto a Carlos Ezquerra, Josep María Blanco y Jan en el museo del comic. Sí, está pequeña localidad tiene unas jornadas anuales de cómic y un museo que a su vez tiene exposiones permanentes y otras que se suceden periódicamente amen de otras actividades relacionadas con el mundo del tebeo. No está nada mal ¿verdad?
Las exposiciones, como venía siendo habitual, sigue siendo uno de los platos fuertes. Como podéis ver en el programa en esta edición han sido las siguientes:
Deikon. De Jan. La nueva serie del entrañable padre de Superlopez es muestra evidente de que el abuelo a sus 84 años sigue en una forma extraordinaria. Cuerpo y mente, subrayo.
Alfonso Font. Otro asiduo y otro jovencito que se aproxima a los ochenta con sus cualidades artísticas intactas. Contemplar sus originales, amen de un gustazo tiene ese plus especial para los de mí generacion, que crecimos con sus trabajos en las revistas de la época y algunos intentamos aprender de su extraordinaria capacidad narrativa, su encomiable documentación, su magisterio en la creación de personajes y su capacidad todoterreno para moverse en todo tipo de géneros. Algo al alcance de muy pocos. Con un carácter afable, aderezado por una sorna muy suya, el trato con el es siempre un placer.
La pirámide inmortal. De Salva Rubio y Cesc F. Dalmasses salen airosos del siempre difícil reto de trasladar una novela al cómic. Su original y atípico grafismo para género histórico le da un especial atractivo.
Noceano. De Atari y Tika dejan constancia de su solvencia y buen hacer en el resbaladizo terreno de la fantasía futurista.
Emociones heroicas de Nuria Moreno es una Expo de fotografia que se vale de los iconos de superhéroes para invitarnos a una sana y sugerente reinterpretacion de ese género tebeistico.
35 años de Goomer. De Ricardo y Nacho es un placentero recorrido por este entrañable antihéroe que se mueve por mundos lejanos dejándonos ver con esa vena surrealista/paródica lo más esperpéntico de nuestra más cercana cotidianidad.
Cinemateca. De Edmond. Páginas aparecidas en la cabecera TBO parodiando películas icónicas. Un placer contemplar y releer estos trabajos en su versión original. Su maestría para la caricatura y la recreación paródica, con ese estilo inconfundible de Edmond, hacen de este trabajo un sano divertimento y dejan palpable su maestría.
Me gustaria apuntar el caso de Ricardo Muñoz. Un joven valor local inoculado con el virus comiquero gracias, en gran parte, a la labor divulgadora de Joan Pieras y cuyos trabajos evidencian que la cantera está ahí, viene pisando fuerte e innovando. Como corresponde.
Y como no, termino dejando constancia de la existencia del Museo del comic. Una iniciativa valiente, novedosa y necesaria que a priori pareciera un tanto descabellada, pero que ha cuajado, crece y se enriquece cada dia. Pareciera que una financiación suficiente y sostenida lo hacen posible pero sería a todas luces insuficiente sin la labor impagable, día tras día, durante años, de Joan Pieras.
Un lugar de peregrinaje donde sumergirse en ese magma tebeistico cargado de historia y de magisterio. Ilusiones, divertimento, emociones... canalizadas por eso que se ha dado en llamar el arte secuencial. O el cine de los pobres como también se le llamo en otra época. Un medio modesto en recursos materiales pero rico en recursos creativos, imaginación e innovación, que ha logrado dejar un poso de emociones en tantas generaciones y capaz de adaptarse a los tiempos, y afrontar sin complejos los nuevos retos y la dura y desigual competencia de la industria del entretenimiento.
Si podéis y tenéis ocasión no dejéis de visitar esta aldea gala de irreductibles comiqueros, enclavada entre montañas. Unas jornadas modélicas y un museo nacidos única y exclusivamente del amor al medio. Y eso se nota
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