Inedito. Lo escribí para la ocasion pero me pareció largo y lo de leer un papel, no se... finalmente improvisé algo mas breve.
"Cosas de poca importancia.
Sin duda las cosas no siempre son lo que parecen. Esto que ven ustedes aquí es una revista de pocas paginas, con un cuadernillo central que contiene una aventura del Capitán Trueno. En el quiosco encontraran cientos de ellas, con mas paginas y mas colorines, de moda, prensa rosa, de actualidad política, etc, etc. Objetiva y fríamente hablando esto es poca cosa. También el mundo de la historieta, de nuestros queridos tebeos es poca cosa. Lo parece al menos.
Sin embargo por debajo de los grandes acontecimientos, debajo del caparazón de la HISTORIA, esa con mayúsculas, hubo, hay y habrá historias pequeñitas, de esas de andar por casa y sin el apresto de las cosas tenidas por importantes y trascendentes. A una de esas historias quiero referirme.
Este que les habla un día fue niño. Bueno, en mi pueblo éramos chiquillos que lo otro sonaba muy fino y era cosa de ricos. Y este chiquillo, introvertido, poco habilidoso en los juegos al uso, se daba con frecuencia a la lectura de tebeos. Algo común en aquellos días. Ya no lo era tanto el que se recreara en los mismos y le gustara dibujar y copiar, sin cesar, poses, de aquellos personajes, y escenarios, tomados de las viñetas. Todo ello en cuadernos de nombre redundante y escrito y en diagonal como recordaran los mas veteranos. Y en esas estábamos que este chiquillo a veces dejaba volar la imaginación y veiase dibujando tebeos. Y puestos a elegir los de su personaje mas querido: El Capitán Trueno. Son esas cosas que uno imagina, porque soñar es gratis, que endulzan la mente, embriagan y evaden por unos minutos de la realidad. Un chute, vamos, pero que sin excesos no deja secuelas perniciosas ni tiene efectos dañinos. O eso creo, vaya usted a saber. El caso es que ese chiquillo esta a punto de cumplir los 44 años. Han pasado muchas lunas, como decían aquellos indios (para los mas finos, pieles rojas) que yo adoraba también y durante todo este tiempo no he dejado de darme periódicamente un lingotazo de aquellos. No les extrañe este empecinamiento. Mi madre les diría que por poco paso de la teta materna, y sin intervalos, a la conyugal. Bueno, a lo que iba, ese chiquillo siguió dibujando y llegó a ser un profesional de los tebeos. Y en su labor sigue intentando emular la magia de aquellas viñetas. Ha dibujado muchas paginas, de muchos géneros, ha creado personajes y ha parodiado a otros. Pero sin duda tenia (hace tiempo que no doy los verbos, pero suena a pasado) una asignatura pendiente: Dibujar a su capi. Y ese momento llegó. Aquí. Ahora. Es esta pequeña revista. Y mi capi campa por sus fueros en esas paginas centrales. Como siempre, ayudando al débil y deshaciendo entuertos. Como siempre, de la pluma de Víctor Alcázar. Perdón, de Víctor Mora, y con ese chiquillo a los lápices. Y no se trata de estar a la altura o de competir con los que me precedieron y embelesaron, Ambros, Osete, Pardo, Tinoco,,, sino de mi versión de este querido personaje.
Creo tener cierto oficio y educada la muñeca, pero créanme si les digo que en mas de una ocasión me falló el pulso. Como imagino que me temblará la voz en el momento de leer estas lineas. Perdónenme. Un viejo sueño se ha hecho realidad. Ahí es ná. Y a mi, después de darle las gracias a Víctor Mora por los momentos tan entrañables que guardo en mi memoria y por su enorme generosidad al prestarme a su criatura, que siempre fue un poco nuestra, a mi, digo, lo que me apetece de verdad es un cigarrillo. Si, ese que echo tras otros goces. Porque dibujar al capi ha sido, en otro orden, un verdadero placer.
Y entre esas volutas de humo, me pensaré, sin prisas, si aun me queda algo por hacer en la vida.
Esto no pasara a la historia, decía al principio. Ni falta que hace. Pero a ver quien es el guapo que me quita lo bailao.
Paco Nájera"
"Cosas de poca importancia.
Sin duda las cosas no siempre son lo que parecen. Esto que ven ustedes aquí es una revista de pocas paginas, con un cuadernillo central que contiene una aventura del Capitán Trueno. En el quiosco encontraran cientos de ellas, con mas paginas y mas colorines, de moda, prensa rosa, de actualidad política, etc, etc. Objetiva y fríamente hablando esto es poca cosa. También el mundo de la historieta, de nuestros queridos tebeos es poca cosa. Lo parece al menos.
Sin embargo por debajo de los grandes acontecimientos, debajo del caparazón de la HISTORIA, esa con mayúsculas, hubo, hay y habrá historias pequeñitas, de esas de andar por casa y sin el apresto de las cosas tenidas por importantes y trascendentes. A una de esas historias quiero referirme.
Este que les habla un día fue niño. Bueno, en mi pueblo éramos chiquillos que lo otro sonaba muy fino y era cosa de ricos. Y este chiquillo, introvertido, poco habilidoso en los juegos al uso, se daba con frecuencia a la lectura de tebeos. Algo común en aquellos días. Ya no lo era tanto el que se recreara en los mismos y le gustara dibujar y copiar, sin cesar, poses, de aquellos personajes, y escenarios, tomados de las viñetas. Todo ello en cuadernos de nombre redundante y escrito y en diagonal como recordaran los mas veteranos. Y en esas estábamos que este chiquillo a veces dejaba volar la imaginación y veiase dibujando tebeos. Y puestos a elegir los de su personaje mas querido: El Capitán Trueno. Son esas cosas que uno imagina, porque soñar es gratis, que endulzan la mente, embriagan y evaden por unos minutos de la realidad. Un chute, vamos, pero que sin excesos no deja secuelas perniciosas ni tiene efectos dañinos. O eso creo, vaya usted a saber. El caso es que ese chiquillo esta a punto de cumplir los 44 años. Han pasado muchas lunas, como decían aquellos indios (para los mas finos, pieles rojas) que yo adoraba también y durante todo este tiempo no he dejado de darme periódicamente un lingotazo de aquellos. No les extrañe este empecinamiento. Mi madre les diría que por poco paso de la teta materna, y sin intervalos, a la conyugal. Bueno, a lo que iba, ese chiquillo siguió dibujando y llegó a ser un profesional de los tebeos. Y en su labor sigue intentando emular la magia de aquellas viñetas. Ha dibujado muchas paginas, de muchos géneros, ha creado personajes y ha parodiado a otros. Pero sin duda tenia (hace tiempo que no doy los verbos, pero suena a pasado) una asignatura pendiente: Dibujar a su capi. Y ese momento llegó. Aquí. Ahora. Es esta pequeña revista. Y mi capi campa por sus fueros en esas paginas centrales. Como siempre, ayudando al débil y deshaciendo entuertos. Como siempre, de la pluma de Víctor Alcázar. Perdón, de Víctor Mora, y con ese chiquillo a los lápices. Y no se trata de estar a la altura o de competir con los que me precedieron y embelesaron, Ambros, Osete, Pardo, Tinoco,,, sino de mi versión de este querido personaje.
Creo tener cierto oficio y educada la muñeca, pero créanme si les digo que en mas de una ocasión me falló el pulso. Como imagino que me temblará la voz en el momento de leer estas lineas. Perdónenme. Un viejo sueño se ha hecho realidad. Ahí es ná. Y a mi, después de darle las gracias a Víctor Mora por los momentos tan entrañables que guardo en mi memoria y por su enorme generosidad al prestarme a su criatura, que siempre fue un poco nuestra, a mi, digo, lo que me apetece de verdad es un cigarrillo. Si, ese que echo tras otros goces. Porque dibujar al capi ha sido, en otro orden, un verdadero placer.
Y entre esas volutas de humo, me pensaré, sin prisas, si aun me queda algo por hacer en la vida.
Esto no pasara a la historia, decía al principio. Ni falta que hace. Pero a ver quien es el guapo que me quita lo bailao.
Paco Nájera"
0 comentarios:
Publicar un comentario